INDIGNACIÓN TOTAL




"Estoy indignado porque estoy indignado; y, porque estoy indignado, tengo razón"

                                            Laurent de Sutter

Para empezar

Con el paso de los años hemos desarrollado esa fascinación por el conflicto, por tomarnos como héroes o víctimas empapándonos de discursos progresistas que atacan cierto pensamiento normativo y excluyente, forjándonos un papel importante, sin darnos cuenta que poco a poco nos adentramos en un bosque muy apacible pero habitado por criaturas desconocidas.

El fulgor de todas esas ideologías que se construyen día a dia yace en ese bosque en forma de una espesa bruma que en cuanto nos acercamos a ella desaparece y ante nuestros ojos solo quedan descubiertas bestias y una densa vegetación; ya acostumbrados a vagar por ese bosque nos topamos con escenas cotidianas como ver a los lobos acechar y matar cruelmente a su presa y que en un primer momento puede provocar terror y miedo para después enervar y finalmente convertirse en excitacion para el espectador.

Ese bosque puede parecer asombroso, un lugar apartado donde todo mundo quiere ir a tomarse unos días de descanso o bien  explorarlo pero tal vez sea que en el fondo hay un miedo a ese silencio que existe ahí, a que en ese silencio puedes escuchar lo que realmente eres; que el bosque te quite ese velo que no te has dado cuenta que usas. Ese bosque es peligroso porque hace que esa oscuridad que habita en uno vaya creciendo como un tumor lentamente. 

Pienso que todos ejercemos violencia de una u otra manera y a veces la disfrazamos de indignación o enojo, de desigualdad, de patriotismo; en fin, nuestra imaginación es tan vasta que siempre encuentra nuevas formas de ejercer esa violencia, esa agresión hacia los demás. Nos apresuramos a abolir esas ataduras que criticamos para ingenuamente someternos a otras que consideramos más edificantes.

Creemos conocer ese enorme bosque, creemos poder domar esas bestias que lo habitan pero a la luz del día o de la noche se revelan nuestras verdaderas intenciones: somos criaturas moribundas y miserables que no paran de quejarse. Nos aferramos a la idea de conservación, de bien-estar, de placer y de amor. La preocupación por el Ser está más vigente que en otras épocas. Somos como los cuervos o las urracas, solo nos organizamos para atacar a otros, para sembrar en ellos terror, siempre queriendo justificar nuestros actos desde una supuesta razón, siempre queriendo imponer un pensamiento particular para convertirlo en ley.

Nos impulsa el bien, la buena voluntad, la excitacion que sentimos cuando el contrincante recibe un castigo, cuando lo vemos destruido. Nos vemos inmersos en un teatro dónde el único fin es degradarse hasta límites inconcebibles mientras de fondo hay una melodía perturbadora y un público åvido que espera impaciente la próxima burla, vejación o chiste denigrante.

Esos seres razonables, de buenos valores y amorosos resultan ser una piedra en el zapato, son tan insoportables como el ruido que hace una mosca cuando quieres tener un minuto de serenidad antes de dormir. ¿Por qué esa gente que se cree muy relajada y superior termina siendo la más ordinaria? ¿Por qué esa persona tan anarquista y fuera del molde se convierte en algo muy moldeable?

¿Qué pretendemos cuando atacamos al otro con nuestra desbordante arrogancia e indiferencia, cuando usamos las redes sociales para insultar y estallar contra todo el mundo, cuando manifestamos y sacamos esas frustraciones con la primer persona que aparece, cuando llevamos cualquier gesto de la vida cotidiana hacia una ofensa colectiva de grupos vulnerables? 

Nos organizamos para criticar a otros como si se tratase de cazar animales infringiéndoles el sufrimiento más desgarrador, nos vamos sintiendo  superiores a costa de la vergüenza de los demás. Nos sentimos rebeldes por buscar hasta la más mínima palabra y equivocación del otro para atacarle.

 
Evocamos asco y resentimiento hacia la gente que consideramos tonta simplemente porque siguen el juego a sus provocaciones, actuamos como si quisiéramos fundar el sindicato feminista, trans u homosexual.

Asumir que solo porque eres homosexual sabes todo sobre la homosexualidad y también asumir que solo porque eres mujer te sientes capaz de entender a todas las mujeres y empatizar con el feminismo (de cualquier variante) es agresión hacia los otros.

Para terminar

Basta de pensar que tu enojo e indignación en redes sociales va a cambiar el mundo. Basta de tomar como estandarte una verdad absoluta y deformarla a tu conveniencia, de querer empatar de forzar esa unión de enojo e indignación con ese dogmatismo que haces llamar razonamiento y que aplicas como una realidad objetiva. 

La repulsión y la risa la causas tú siendo tan intransigente, aparentando construir tu identidad con las causas de los demás, de querer ser el amo, de sentirte con la autoridad para decidir quién tiene derecho a opinar o pertenecer a cierto grupo. Eres, como dice Marcel Proust, un pez sin la capacidad de reflexión que mientras siga en su acuario chocará cien veces con el cristal que seguirá tomando por agua.

Basta de pensar que quien piensa diferente es tu enemigo.

Comentarios