Los ríos siempre se hunden perpetuamente en el mar. Mi vida, en el silencio.
Pascal Quignard
Me gustaría hablar, hacer un elogio sobre lo interminable que es el amor y la vida, sin embargo el sendero me conduce hacia otros horizontes; pienso en Justine, por ejemplo, una mujer con un temor a la vida, en el que cada día se va hundiendo mas en una severa depresión hasta caer en la melancolía, para ella todos los días transcurren exactamente igual al anterior, muestra una apatía, ganas de no hacer nada. En la película de melancolía hay una escena donde los pájaros van cayendo lentamente éstos pueden simbolizar una libertad inexistente o efímera, lo absurdo y enfermo del pensamiento que conduce tanto a la protagonista de la película como a Justine de la obra de Sade a repensar en su existencia que peligrosamente va desapareciendo con el transcurso de los días.
Se es algo a partir de los instantes que se han vivido, las vivencias a las que se uno se ha entregado. Concibo el deseo a la vida como una semilla que germina en la completa oscuridad y que al momento de romperse, asciende a buscar la luz, ya no queda nada de la semilla, ahora en su lugar hay raíces, tallos, etc. Para nuestro personaje, el sentido de la muerte ahora ha ensombrecido con fuerza las ganas de vivir.
Justine anhela no tener una vida, una conciencia, una verdad y una exorbitante y miserable felicidad desgastada; vemos que una cosa es querer morir y otra es perder las ganas de vivir, precipitarse de forma vehemente hacia una vitalidad moribunda que tiene como obstáculo al deseo, un deseo del cual nada se sabe.
Pasa lo mismo con las personas en su cotidianidad. Las cosas que antes les apasionaban ahora yacen en el olvido o la apatía, la vida ha cambiado y las ideas también, los hábitos, los paisajes, las palabras, todo ha cambiado. Vivir cada día en silencio, con una escalofriante oscuridad se vuelve una pesadilla, es una imposibilidad de gritar, y un anhelo de privarse de todo a toda costa, de esa marginación del pensamiento obstruido por el deseo que nunca se consume o reaparece tomando otra forma, esa capacidad para desear es lo que mantiene vivo al ser, en el caso de Justine, ya solo queda una presencia en el vacío de algo que fue.
¿Por qué se elige la muerte antes que la vida?, ¿Qué es saber vivir? Se viven varias vidas en una sola, miles de historias que se inventan, miles de cuerpos, casualidades, coincidencias, todo se ha colocado ahí precavidamente, imágenes concebidas a raíz de fragmentos enlazados a deseos . De todo lo que hay en el mundo, el deseo solo puede permanecer vivo cuando existe lo simbólico.
La cabeza de Justine es un desorden, un caos: un planeta que en días reverdece su tierra y en otros, un volcán arrasa con toda la vida que hay en él; planeta que a simple vista es muy azul, muy verde pero que en su interior, el agua se esta consumiendo, evaporando, la tierra se está secando y el aire se torna irrespirable; esta muriendo lentamente.
Parte II CLAIRE Y LA ANSIEDAD
... Yo llevo un malestar constante, preciso e hiriente que me mantiene alerta y angustiado prácticamente todo el día. Tener una depresión es tumbarte. Tener ansiedad es morir de pie y bien despierto.
La obsesión por el número, por codificar los cuerpos , la presunción de las estadísticas, van censurando y absorbiendo la poca pasión por vivir al tiempo que propicia un optimismo forzado desde las redes sociales hasta el entorno familiar. Cuerpos completamente aislados, torturados y mutilados, desfallecientes por buscar nuevas formas de estructurar su vida que se desmorona con el ligero viento que produce el otro cuando nos cruza por la calle.
Hay personas que pasan años con depresión sumergiéndose lentamente en una agonizante melancolía, aferrándose a la vida pero sin fuerzas para seguir viviendo. Angustias e inseguridades transformadas en arrogancia y vitalidad para levantarse todos los días a cumplir con las tareas que dicta la sociedad. Así es el caso de John, esposo de Claire y padre de Leo, un destacado hombre de familia que al final decide quitarse la vida. Todas estas representaciones de la familia que lo tiene todo y que ha prosperado contra toda adversidad resulta solo una pantalla, por que cada miembro de la familia vive en una incertidumbre total.
«El sueño de la razón produce monstruos», Francisco de Goya, 1799.La ansiedad en Claire la mantiene alerta, activa, vive para su hijo, su marido y su hermana, le teme a la muerte, tiene mucho qué perder, su historia nos viene a mostrar las consecuencias de los roles sociales en algunos casos auto impuestos por el poder dominante en turno que terminan convirtiéndose en parodias culturales. El optimismo se convierte en un temor a la catástrofe.
Me detengo ante la vida, me entrego al tiempo, a la historia, a iluminar las verdades y mentiras mas absurdas y escondidas flagelándome constantemente con el presente que se me ofrece.
Lo repugnante es ver y darse cuenta que no hay una imagen de la falta que llega a faltar, que estás obligado a verte en ese vacío existencial, uno en el cual, nunca se es dueño de sí mismo y eso es lo que se revela en el vacío, es ahí precisamente donde tu mundo termina y donde el lenguaje cae a un abismo, todo lo que ves está sostenido por ese simbólico producto del lenguaje que desgarra el cuerpo y que raya en lo inefable mostrando a su vez que hay una prisión sobre el cuerpo dejándolo sin salida, bloqueándolo; se abandonan lugares, se cruzan fronteras pero siempre para ocupar otros espacios ya construidos en este mundo.
Quisiera que mañana cayera un planeta y nos matara a todos. Que aniquile mis deseos, que quede nada, ni rastro de que hubo vida aquí. Solo oscuridad de donde emergió todo alguna vez.
Melancolía, Lars Von Trier
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