¿Supe amarte, sin saber morir?
Yves Bonnefoy
Confesaré que no me gusta mucho hablar sobre la muerte pero sé que llegado un tiempo se vuelve casi necesario, la muerte existe pero el que muere ya no, su lugar sólo queda en la memoria de quien le recuerde. Mentalizar un cuerpo que ya no existe, una identificación imaginaria, idealizada, que se le atribuye al ser amado cuando ya ha dejado el espacio físico. Se cae en cuenta que se ama lo que no se tiene, lo que se ha perdido, a veces pienso que el cuerpo resulta ser un obstáculo para el amor mismo, que trasciende lo material, el cuerpo solo provee pistas, ciertos rasgos pero nada más. Sin consciencia es imposible amar.
A Ghost Story nos cuenta mediante la fantasía y el drama las etapas de duelo que vive una persona pero en este caso, se evoca en contarnos la historia del lado del que ha muerto. Su argumento es sencillo, una pareja que vive en una casa, personaje M quiere mudarse y personaje C no quiere, un día C sufre un accidente y muere dejando sola a M. A partir de este momento nos van mostrando las etapas de duelo tanto de M pero más profundamente de C que ahora es un fantasma, un espíritu que a mí parecer muestra un "amor puro", que ve llorar a su esposa por semanas, sumida en una tristeza por haberlo perdido. C, está allí, recluido, como una envoltura que no contiene nada, nos abre ese camino en el que un cuerpo ausente hace constancia que su amor ha trascendido más allá de la muerte, por su parte M ha quedado devastada por la ausencia del ser amado, se recuesta escuchando la última canción que C compuso mientras ve fijamente hacia el techo. ¿Hacia donde fluye la mirada de alguien que ama a una persona que ya murió? Tal vez hacia el vacío, hacia su memoria, que genera pensamiento sobre el cuerpo que ya no está.
Tenemos presentes tres elementos, el ser, la muerte y el amor del que se desprende el alma, C es un fantasma, sí, pero con un alma que ama. Me agrada que tiren de alguna manera esas concepciones idealizadas del amor, el cual se mantiene de una pasión desenfrenada que se posa en el cuerpo del amado y del que se manifiesta un amor incesante. Pero para C la muerte es el amor consumado donde ya no hay cuerpo, no hay deseo ni barreras para mostrar ese amor puro.
El amor abre horizontes que nunca se habrían abierto de otra manera, el amor entonces resulta ser peligroso, cuasi fatal, se manifiesta un cierto goce en el sufrimiento, en una pasión que conduce al cansancio para que el amor quede suspendido sobre nada, que no busque nada, que no quiera nada, es como dice Lacan: amar es dar lo que no se tiene.. Cuando el amor ya está muy avanzado en el cuerpo y en el alma, sólo queda esperar la muerte.
Algo por demás interesante es la figura del fantasma, se recurre a esa sábana blanca, que representa el sudario, la mortaja con la que se envuelve a los fallecidos. Las sábanas siempre han jugado un papel muy importante en nuestra historia ya que desde que nacemos somos envueltos en una sábana. La sábana es testigo de los actos más cotidianos hasta los más abyectos, manchas de sangre, de sudor, de pasión, es donde uno se entrega al deseo, son memoria pero también olvido, que parece ser el destino de nuestro querido C.

Comentarios
Publicar un comentario