LA ASUNCIÓN DEL FRACASO



El redentor o libertador también puede convertirse en tirano por que no se le teme ninguna maldad en el. 
                                       Étienne de La Boétie


Cuando la admiración cae en el fanatismo, en darle un lugar de mesías a un gobernante, estamos en problemas. Como si el fanático acudiera por una especie de encantamiento, un sometimiento que acaba siendo una servidumbre voluntaria; es decir, el sujeto sufre pasivamente a través de las restricciones sociales, morales y familiares que se le han impuesto, sufre con su culpa y ademas goza con su sufrimiento, claro, sin saberlo, de esto y de toda ignominia es de lo que promete  salvar el amo al pueblo. Pareciera que el fanatismo viene a dar una identidad de superioridad moral, algo que sólo el amo tiene que enseñarnos, así que siempre caerá en asumirse el portador de la moralidad, denunciador de los vicios, no está por demás decir que se cae en el sentimentalismo, con su discurso invita a adorarle haciendo ver que se es más noble entre más sea cae en el sacrificio. 

Estamos en problemas, no sólo el fanático mismo sino los que le rodean, sus acciones y discursos actúan como un agente tranquilizante que viene a apasiguar ese aspecto miserable en el que se encuentra sumergido el fanático, darse un respiro de seguridad que al mismo tiempo lo hace estar en un estado de euforia, de alegría por que tiene un amo que cree que lo protege. 

Emanciparse del amo es lo que se desea a toda costa pero no para  elevar un nuevo amo, colocar al político en un pedestal simplemente por que  se asume igual al pueblo que gobierna es mero chantaje; ni la religión ni el estado tiene por qué venir a suplir las necesidades ya sea espirituales o aspiracionales, si nos diéramos cuenta que necesitamos nuevas espectativas, nuevos horizontes no tendríamos por qué recurrir a un amo. 

El "pueblo" le ha dado al amo esa facultad para venir a cubrir esas carencias, así el amo va alejando al fanático de su realidad y poniéndolo en un estado de espera y de promesas, su idea tiene un objetivo y es apartarlo de las necesidades de orden material (haciendo ver que sea cae en la avaricia) y en cambio lo coloca en un carácter espiritual. Si el fanático se diera cuenta que su voluntad es de él y no del amo, luchará por sus propias causas no por las de su amo, lo que sería deseable es que la gente tuviera la fuerza y la unión para luchar por las desventuras que vive en el día a día. También hay que mencionar que no sólo existen necesidades materiales, la gente se mueve mediante la espiritualidad, la creencia, la fe y después por las necesidades materiales, la gente necesita recuperar esa dignidad que cree que le fue robada. 

La miseria es evidente y hay que tenerlo muy presente , tanto la religión como la política toman partido de eso. Tienen la peligrosa cualidad de proponer lo peor y que parezca una causa buena, capaz de beneficiar a toda una nación.  así como la religión no es indispensable pero llega a ser necesaria, la política no tiene por que venir a suplir todas esas carencias mencionadas. Poner todos los ideales en un personaje mesiánico no es necesario, ahora nos damos cuenta que la miseria no sólo es material sino también espiritual. 

El miedo no ha desparecido, sin duda hay un temor colectivo, gestado desde el gobernante, el defenderlo contra todo argumento que amenace su imagen, es un miedo a perder al amo, el que nos defiende de todo mal que nos han hecho, pero si lo vemos detenidamente va más allá de eso, el amo utiliza el miedo para someternos aun más. 

Y así se va desarrollando/modificando una memoria colectiva, una suerte de utopía, que va descubriendo un sentido de la pertenencia en el ser humano, que constituye al individuo dando un valor psíquico que esta vinculado a la prohibición y a la carencia. No, no somos todos iguales, todos somos diferentes tanto en cualidades como en aptitudes pero creer que sí lo somos nos lleva a una falsa "infelicidad". 

Comentarios